
Ellos vivían en Chupadero, una lejana vereda en Frontino (Antioquia), donde habitaban una humilde casa en condiciones muy paupérrimas y en el total abandono estatal. Allí han sido atendidos desde hace 45 años por su madre Fredesminda, que tiene que bañarlos, vestirlos, darles alimentos y estar todo el tiempo a su cuidado. Ellos son totalmente indefensos, poco se sostienen en pie e incluso el mayor, Brigadier, sólo se arrastra por el suelo.Fredesminda y Noé ya tienen 64 y 69 años y temen morir y que sus hijos, a los que aman con todo el corazón, queden abandonados a su suerte. Por eso clamaron ayuda. Y ésta ha llegado.
EXÁMENES GENÉTICOS
El médico Lopera, además de conmoverse con el drama humano, decidió estudiar, de manera gratuita, la genética de esta familia para determinar el problema, las causas y orientar el tratamiento.El viernes se les practicó parte de los exámenes y es posible que en una semana su estado clínico pueda ser determinado. El estudio genético puede tardar entre seis meses y un año en arrojar resultados concretos. Lo que más o menos se tiene claro es que don Noé y doña Fredesminda son primos lejanos, según dicen, pero es incierto que esto tenga que ver con el estado mental de sus hijos, pues ellos tuvieron 11, de los cuales seis son normales. El mayor de los con retardo, Wilson, murió en 2007.
Ayer regresaron a Chupadero, pero no al olvido. Hay muchos corazones unidos por amor y compasión para que este drama termine o por lo menos que no sea tan duro. Por eso hay buenas esperanzas para Ruth Francely, Osman, George y Brigadier.
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