
Luz Marina Madrigal, quien suele utilizar esta vía para subir cada fin de semana a Santa Elena, dice que todavía hay que quitar mucha piedra del lado de la ladera. "Se justificó el cierre, pero deben aprovechar el verano antes que se venga otro derrumbe".
A Doña Rosa, el negocio más representativo del sector, volvió la clientela, pero su administrador, Alcides Gutiérrez, cuenta que sábado y domingo el movimiento fue moderado, aunque no faltó gente. "La clientela respondió, pero tiene temores aún. Algunos dicen que gracias a Dios pasamos esta pesadilla", anota.
La seguridad no es del todo estable... hay mucha inseguridad entre los habitantes.